Paquete chileno

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– Diego Simeone le dio de comer al hambre cuando dijo aquella estupidez de que a su equipo no le hacia falta la pelota, que no le interesaba en lo más mínimo la posesión, cuando lo que ha debido explicar es que no se trata del tiempo que se tenga el balón sino de lo que se intente cuando se posea y de cómo se ataque al rival cuando aquel sea dueño de la pelota.

– Hoy, como es costumbre en esta eliminatoria, Venezuela no manejó nunca la titularidad de la herramienta de trabajo sino que se dedicó a correr detrás de ellá y de unos jugadores chilenos que siempre se movieron. Cuando la Vinotinto se dió cuenta de que para atacar hay que contar con el balón ya estaba abajo dos goles por cero.

– Digo que los chilenos tuvieron dinámica, pero que se entienda que nunca pretendieron correr más que la pelota, en todo caso la hacían correr hacia donde ellos quisieron. Pero esto, que es una verdad más vieja que el viento, seguirá siendo ignorado por quienes memorizan estadísticas que dicen poco o nada del juego.

– Me decía un amigo: “si llevamos 6 años jugando al pelotazo así vamos a jugar este partido”. Para el recuerdo de unos pocos quedarán las declaraciones aquellas que prometían cambios e innovaciones que hoy no se mostraron, porque el espejismo que significó el inicio del segundo tiempo fue sólo eso, una imagen contaminada por la ventaja rival.

– No sé si se perdió el boleto al mundial ni pretendo convertir esta crónica en un desfile de posibilidades. Para quien escribe, el futuro es incierto y a eso le sumo que el fútbol es territorio fértil para las hazañas; lo que si sé es que mucho tendrá que cambiar para que el martes, ante Perú, el equipo parezca justamente un equipo y no un colectivo de jugadores a la deriva.

– Hoy Chile tuvo a un Alexis Sánchez en plan Messi; no se limitó a la banda sino que participó de los circuitos ofensivos de su equipo sin reparar en la zona del campo que le tocara ocupar. Pero en su equipo juega un futbolista que ha madurado hasta el punto de convertirse en el más sólido jugador del continente: Arturo Vidal.

– Aviso a los mentirosos, repetidores y controladores: todo el mundo sabe a qué juega Vidal, pero pocos han podido detenerlo. ¿Saben por qué? Porque el juego tiene mucho de imprevisto, y mientras el controlador de turno se empeña en modificar el pasado con un par de gritos, el futbolista resuelve y decide, inspirado en su talento y protegido por el modelo de juego, pero es él quien tiene la capacidad de influir directa e inmediatamente.

– Puede que Sánchez y Vidal hayan sido los picos más resaltantes de Chile hoy, pero si queremos entender en qué falló nuestra selección en la noche de Santiago sería bueno repasar las conductas del equipo chileno, esas que imposibilitaron cualquier sociedad venezolana a la misma vez que atacaban. Es algo que aún no se comprende por estos lados: el juego es uno sólo; no se defiende o se ataca, se juega al fútbol. Sampaoli lo dejó claro en la rueda de prensa previa al partido cuando dijo que: “vamos a defender en relación como nos ataquen. Dependiendo de eso definiremos nuestro sistema“. Chile no se sintió nunca atacado y propuso que el partido se jugara en dónde más le convenía. Así fue durante 45 minutos.

– Muchos cuestionan la actuación individual de algunos jugadores vinotinto en el juego de hoy, sin reparar quizás en que el problema va mucho más allá y tiene que ver con la ausencia de respuestas desde el banco de suplentes. La entrada de Agnel Flores debe haber sido tan desconcertante para los futbolistas como para quienes observamos el partido.

– El gol de Salomón Rondón está mal anulado, no hay duda, pero no perdimos por ello. Más bien deberíamos preguntarnos cosas como ¿a qué se jugó? o ¿cuáles fueron las innovaciones? Porque si vamos a recargar la tinta en el desastre que es Conmebol debemos recordar que el presidente de la FVF disfruta cuando hipnotiza, cual encantador de serpientes, a sus rivales, sacando chapa por unos supuestos contactos en el ente continental. No por viejo se es más fuerte o más influyente.

– Pregúntese además, mi estimado lector, de qué sirve tener dos laterales con capacidad de proyección y a un volante como Luis Manuel Seijas en el centro del campo si ante cualquier duda volveremos al pelotazo de siempre; o si usted prefiere, deliberemos acerca de lo que significa tener a dos jugadores talentosísimos como Arango y González y no fomentar una sociedad entre ellos y sus compañeros. Eso, y no el horror arbitral, son ejemplos que nos deben llamar a una seria reflexión: ¿a qué juega Venezuela?

– Una pista: Venezuela debería jugar a lo que las cualidades de los jugadores y su capacidad de asociación con sus compañeros determinen. Pero no es así y esta terquedad se paga caro. Quien sabe si se llegue al mundial, ojalá, pero reitero, el tiempo por venir es incierto y lo que nos queda es pensar en el encuentro frente a Perú el próximo martes para intentar comprar un poco de oxígeno.

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– Siempre quedará la sensación de que en aquella noche en Asunción, Paraguay, dimos una muestra de lo que pudimos ser y nunca fuimos…

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